martes, 24 de diciembre de 2013




τῇ ματρί.
ἐμός βίος, ἐμή ἐλπίς καὶ ἐμή χαρά.


  

  En Lesbos, mientras cazaba en un bosque consagrado a las Ninfas, contemplé un espectáculo más hermoso de cuantos he visto: una obra pictórica, una historia de amor.

  También el bosque era hermoso, bien arbolado, florido, regado en abundancia: una sola fuente lo nutría todo, las flores y los árboles; pero la pintura era todavía más encantadora, pues representaba con arte exquisito una aventura amorosa.

   Así que muchos, extranjeros incluso, acudían atraídos por su fama, tanto para venerar a las Ninfas como para contemplar el cuadro.

   Vi allí otras muchas cosas, todas ellas asuntos amorosos, y llevado de la admiración me entraron ganas de hacer una réplica por escrito.

   Así que busqué a un interprete del cuadro y compuse esta exposición como una ofrenda a Eros, a las Ninfas y a Pan, y también como un tesoro del que gocen todos los hombres: curará al enfermo y consolará al afligido, hará recordar al que estuvo enamorado e instruirá al que nunca lo ha estado.

 Pues desde luego nadie escapó o escapará del amor mientras exista la belleza y haya ojos para verla. 

  En cuanto a nosotros, que el dios nos conceda conservar la cordura mientras escribimos y exponemos de las pasiones de otros.

   Nuestra exposición es un recorrido por el amor a través de las cuatro parejas más simbólicas y conocidas de la Antigüedad. En ella también conoceremos las costumbres de los antiguos griegos en los momentos más significativos de su vida: el nacimiento, la boda, el banquete, la muerte y el oráculo de Delfos.






   Antes de conocer cada una de las parejas, realizamos una parada en una célebre leyenda, la trágica historia de amor de Hero y Leandro. 


   Nuestra primera historia de amor no es de una pareja, sino del cariño y admiración de un padre hacia su hija. Se trata de Cleómenes y Gorgo. 







CLEÓMENES, EL LICENCIOSO (520- 490 a.C.),(Κλεομένης: con gloria).
Fue uno de los reyes más conocidos de Esparta. De su vida sabemos que se vio muchas veces enfrentado con su hermano Demarato, con quien compartía el reinado. Sus ciudadanos decidieron mandarlo al exilio, porque su conducta se había vuelto ya bastante intolerable. Estuvo por un tiempo con los escitas, quienes lo acostumbraron a beber vino puro.
A su vuelta a Esparta, estaba totalmente loco. Se cuenta incluso que mataba a la gente con la que se topaba. Esta locura se pensaba que tenía que ver con la bebida de vino puro. Los ciudadanos lo metieron en la cárcel. 
Vestía como un espartano: vestido púrpura con una capa negra aterciopelada.








GORGO (480 a.C) (Γοργώ). Hija de Cleómenes, fue una de las reinas espartanas más conocidas.
Ya desde pequeña demostraba su gran inteligencia y sabiduría. Pues, se cuenta cómo ayudó a su padre a expulsar de casa a Pausanias, que quería engañarle por medio de mentiras para llevar hacia adelante su plan.
Se casó con su tío Leónidas, célebre espartano que perdió su vida con los 300 en las Termópilas, luchando contra los persas.
Su vestimenta es la típica de una espartana, vestido transparente, fino, sobresaliente por sus adornos.









ASPASIA DE MILETO, LA OTRA HERA (470-400 a.C),(Ἀσπασία: abrazo).
Una de las heteras (mujeres liberales) más famosas de la antigua Grecia. Procedente de Mileto, se dedicada a dar clases de oratoria a los jóvenes y maduros, entre ellos, Sócrates y Pericles. Fueron en estas clases en las que surgió la chispa entre Aspasia y Pericles, que tardaría mucho tiempo en apagar.
Se dice que fue ella la que compuso la mayoría de discursos de Pericles, y, también, la que le incitó a emprender la batalla. 
Su vestimenta es la propia de una hetera, colores chillones, llamativos, para hacer que todas las miradas masculinas se dirigiesen hacia ella.











PERICLES, EL OLÍMPICO (495-429 a.C), (Περικλῆς; rodeado de gloria).
Gran estratega y político griego que pasó a la historia por ser el primero en implantar una democracia en la antigua Grecia. Se enamoró de una de sus maestras, Aspasia y decidió abandonar a su mujer para poder vivir su historia de amor. La peste, una de las grandes enfermedades que se apoderó de Grecia durante la Guerra del Peloponeso, fue la que puso fin a la vida de este gran personaje. 
Como estratego y político vestía de manera solemne, un vestido blanco impecable y un casco, que siempre llevaba para disimular la deformidad de su cabeza que tenía forma de cacahuete.













ARTAJERJES, EL BONACHÓN(436-358 a.C), (Ἀρταξέρξης).
Fue rey persa, hijo de Dario, el primer rey bárbaro que sostuvo una guerra contra los griegos: las Guerras Médicas, y hermano de Ciro el grande, con quien se enfrentó por el reinado. Derrotado Ciro en Cunaxa, pasó a ser rey de Persia. Se casó con Estatira, a la que amaba apasionadamente. Fue ese amor el que despertó los celos y la envidia de su madre Parisatis. Ésta decidió matarla con veneno.
Su vestimenta es la propia de un rey persa: una túnica de tela bordada con un fajín elegante y una larga, solemne capa, acompañada de una corona. 








LA INOCENTE ESTATIRA (Στάτειρα). Fue esposa de Artajerjes, y blanco, rival de su madre, Parisatis.
Desde bien temprano la relación de éstas era insoportable. Parisatis, por fin, encontró una estrategia para acabar de una vez por todas con ella.
El plan fue el siguiente, todo transcurriría en un banquete: la esclava debía manchar un lado del cuchillo y trinchar el pavo por el lado del veneno para su nuera y por el otro lado para ella. El efecto fue inmediato, Parisatis había logrado su propósito sin apenas levantar sospecha.
Su vestimenta es la típica de una reina persa: una lujosa túnica plateada con un fajín y una hermosa, brillante capa, acompañada de una corona.


















OLIMPÍADE, LA HECHICERA (375- 315 a.C),(Ὁλυμπιὰς: del Olimpo).
Fue esposa de Filipo y madre de Alejandro Magno.
Pasó a la historia por el gran amor que profesaba a su hijo Alejandro. Así pues, se cuenta que, mientras éste estaba lejos de Macedonia luchando, mantenían el contacto, en todo momento, mandándose cartas.
Gran destreza y habilidad tenía con la magia. Muchos historiadores piensan que fueron ella y Alejandro los que dieron muerte a Filipo en la boda de su hija.
Vestía como una reina macedonia: un vestido de color elegante decorado con todo tipo de adornos ostentosos.










FILIPO, EL MONOFTALMO (382-336 a.C),(Φίλιππος: amante de los caballos).
Fue rey de Macedonia. Llamado Monoftalmo, por tener un solo ojo, ya que lo había perdido en una batalla. 
Fue el primero en unificar todos los estados griegos en un único reino en común, llamado Grecia. Se casó con la hermosa Olimpiade.
En el día del nacimiento de su hijo se le anunciaron tres buenas noticias: Había ganado la batalla, los juegos olímpicos y había nacido Alejandro. 
Su vestimenta es la típica de un rey macedonio: una túnica con adornos dorados y una hermosa capa a juego.










EL INVENCIBLE ALEJANDRO MAGNO (356- 323 a.C), (Ἀλέξανδρος: el defensor)
Fue hijo de Filipo y Olimpíada, creador de un vasto imperio, que intentaron emular los romanos, como César.
Gran amante y lector de la Ilíada, deseaba siempre estar luchando contra los enemigos: persas, escitas, babilonios, egipcios, etc. para crear un gran reino. Ya su padre pudo prever su afán y don como estratego, cuando pudo domar al salvaje caballo Bucéfalo. Con estas palabras lo retrató su padre: -Hijo mío, búscate otro reino, porque éste se te ha quedado pequeño.
Vestía casi como un dios: una elegante túnica azul y una capa hecha con la tierra conquistada persa, acompañada de una corona de hojas áureas.





















CLEOPATRA, REINA DEL NILO (69- 30),(Κλεοπάτρα: la gloria de un padre).
Reina de Egipto, no pudo escapar a las flechas de Eros. Dos fueron sus grandes romances: César y Marco Antonio.
Este último fue el que la volvió loca de amor. Pues, cuando vio el cuerpo sin vida de su amado, no dudó por un instante en darse muerte con la ayuda de sus esclavas por medio del mordisco de un áspid.
Su vestimenta es un tanto eclética, pues, lleva el característico collar egipcio y una túnica con capa, en homenaje a la cultura griega.









MARCO ANTONIO, EL ENAMORADO (83-30), (MARCUS ANTONIUS).
Fue un gran general romano que acabó totalmente derrotado por los encantos y dulces palabras de Cleopatra.
Su vida no tenía sentido sin ella, por ello, cuando circuló la falsa noticia de que Cleopatra había muerto, no dudó ni un solo instante y se clavó su espada.
Medio moribundo pidió estar sus últimos minutos al lado de la reina de Egipto. Su vestimenta es la propia de un romano, una túnica granate y una capa del mismo color.











   

   No hay nada más hermoso que el nacimiento de un hijo en un hogar. Los griegos pensaban que el justo número de hijos era dos: un niño y una niña.





   Para ser reconocidos los hijos como tales, el padre debe de cogerlo nada más nacer (tollere), y entonces pasaba a ser parte de la familia. Si el padre no lo recibía entre brazos (non tollere) se abandonaba en una montaña o incluso se mataba.



   Una manera de marcar el sexo del niño en el día del nacimiento era colocar algún tipo de código. Si era una chica, una madeja de lana (por las labores domésticas). Si en cambio era un chico, una rama de olivo (por las competiciones atléticas).



   Al sexto día del nacimiento tiene lugar la llamada Anfidromias, donde la madre y los familiares realizan una fiesta de recibida al nuevo miembro de la familia. En ella se comen pasteles y se les entrega a la madre regalos para el bebe, como un lacito rojo para protegerlo del mal de ojo, baskania.



   Nuestro recorrido por las etapas de la vida comienza con el nacimiento de la hetera griega más conocida de la historia.













 El hombre del coco: Los primeros cuidados del bebe residían en la nodriza o en la madre hasta los siete años que pasaban ya a una educación más consolidada, pagada, a manos de un pedagogo, un esclavo culto, o de una escuela. La madre o nodriza les contaban toda clase de mitos y fabulas para enseñarles una serie de valores, principios básicos para su formación como individuo.
Mormo, era una especie del hombre del coco, pero, en este caso era una mujer, con la que solían asustar a los niños, diciéndoles que si se portaban mal, de noche se les aparecería, para morderlos y volverlos cojos.




 Objetos de reconocimiento: Diversos objetos acompañaban a los niños cuando eran abandonados por sus padres en montañas  o bosques. Unas sandalias, un muñeco de la infancia podían servir, para, más tarde,
identificarlos y volverse a reencontrar con ellos. 









  Eros, dios del amor, es el culpable de todos los enamoramientos. Son sus flechas las causantes de todo tipo de amores y odios. Pues si alguien era alcanzado por una de sus flechas de oro, éste se enamoraba. Si, por el contrario, era por una de plomo, éste odiaba a la primera persona que viese.






   Una manera de demostrar tu amor por una persona era regalarle un bello poema.






   Otro regalo para tu amado/a era entregarle una manzana como un símbolo de belleza que queda reflejado en el famoso mito del juicio de Paris.






 




   Otras veces bastaba con regalarle una rosa.


   Otras veces un colgante podía ser el regalo perfecto.







   Los matrimonios en la Antigua Grecia eran concertados. Los padres buscaban los futuros pretendientes de sus hijas. Las chicas se casaban con 14 ó 16 años y los hombres, en cambio, a los 30 años, una vez que ya habían cumplido el servicio militar (18-20 años). El mes por excelencia para casarse era en enero (Gamelion) en Grecia, en Roma en junio (dedicado a la diosa Juno, esposa de Júpiter). Gamelion era el mes consagrado a Zeus y Hera, máximos representantes del matrimonio.




   El vestido de boda de la novia era de color blanco, atado con un cinturón (cingulum) con un nudo especial que debía desatar el novio en la noche de bodas. Llevaba un velo de color anaranjado (flameum), para tapar su rostro hasta la noche de bodas.











   Guirnaldas de flores: La casa de la novia se decoraba la noche anterior a la ceremonia con guirnaldas de toda clase de flores. En esa misma noche, los futuros novios daban en ofrenda a los dioses del matrimonio, Zeus y Hera, sus juguetes de la infancia, amuletos (bula aria), como el fin de esa etapa de su vida.





  Bulla aria: Los romanos entregaban a sus hijos un colgante, que contenía toda clase de hierbas mágicas, para protegerlos del mal de ojo y de la invidia hasta su adolescencia. Pues, antes de casarse, la noche de bodas lo entregaban a los dioses del matrimonio como una señal de paso a la madurez.
 




   Dote: Antes del día de la boda, el padre de la novia (kyrios) y su esposo se reunían para firmar un acuerdo por medio de un contrato y de una dote. Esta dote la aportaba el padre de la novia al futuro esposo, consistía en una aportación material para su vida en común: podían ser tierras, dinero, etc.





   Himeneos: La pareja procedía a emprender el viaje desde la casa de la novia hasta su futura casa en un carruaje, seguidos de los amigos y familiares, que cantaban un himeneo, canto especial de boda.



 




  Nueces, dátiles e higos: La futura suegra espera a la pareja en la puerta de la casa con un pastel nupcial, realizado a base de miel y sésamo. También, en su mano sostiene higos, nueces, y dátiles que lanzará sobre la novia, para favorecer su fertilidad. 

 



 


  Anillo: Los romanos solían entregar a la novia un anillo, como un símbolo de amor eterno. Se lo colocaban en el anular, en el cuarto dedo de la mano izquierda, porque pensaban que desde el dedo hasta el corazón había una vena que los unía directamente.










   Cualquier acto podía ser motivo de un gran banquete: un nacimiento, boda, muerte, o, simplemente por ocio. El banquete griego consta de dos partes: la cena (deipnon), donde los comensales degustan los exquisitos platos, y el simposion propiamente dicho, momento mucho más relajado y orientado a la bebida, bailes, y chanzas.









   




   
  La Hybris y los excesos del vino: Es bien sabido que Dionisio, hijo de Zeus y Semele, dio un fármaco a los mortales, que podía ser, al mismo tiempo, un remedio o un veneno letal.
Aunque el vino puro era bebido (akratos) con gran parsimonia y sólo en ocasiones especiales, concretamente, en ceremonias rituales, como en los sacrificios, libaciones, o también bajo prescripción médica, se decidió regular por medio de las leyes el uso del vino.








Aquí podréis encontrar más recetas sobre la antigua Grecia:


















   Los griegos creían en la existencia del más allá. Por ello era sumamente importante preparar al muerto para su paso al otro mundo. Al morir, el cuerpo (σῶμα) es lo que muere, pero, el alma (ψυχή) se mantiene inmortal, e, incluso, habían, corrientes filosóficas, como los  pitagóricos, que creían en la reencarnación.





 

   Entre el mundo de los vivos y de los muertos había un río que los distanciaba, el llamado Estigia. Un barquero, Caronte, era el responsable de llevar a los muertos en su barca a cambio de un óbolo. Por esto mismo se le colocaba en la boca del muerto esta moneda.


   Ardanio: Vaso de agua que se colocaba en la puerta de la casa del difunto para señalar que en ella se había sufrido la pérdida de un  familiar. 







   Epitafio: Breve recuerdo que se inscribía en estelas de mármol sobre la tumba del difunto (epi-tafio). Tenemos muchos epitafios conservados. Hemos recogido este epitafio que data del S.I, que la mandó hacer un tal Sícilo para su esposa Euterpe.




   Óbolo: Era una moneda griega que uno de sus usos era para pagar el viaje del mundo de los vivos al mundo de los muertos al barquero Caronte. Se colocaba en la boca del difunto.









  Familia funesta: La familia del difunto solía vestir de color negro, señalando el duelo por el muerto y considerados temporalmente impuros para la gente. Muchas veces, las mujeres de la casa solían contarse el pelo en señal de luto.













  Los griegos pensaban que los dioses se podían poner en contacto con ellos a través de la mántica: con adivinos, y, en este caso, por la Pitia (adivina del oráculo).





 



   El destino: Los griegos pensaban que el destino de cada persona lo decidían tres diosas llamadas Parcas.  Cloto hilaba el hilo de la vida. Láquesis enrollaba el hilo y asignaba a una persona su destino, y Átropo cortaba el hilo, lo que provocaba la muerte de la persona.
Tiqué, la diosa de la fortuna, podía colmar a las personas de dones que salían del cuerno de la abundancia. Pero, también, giraba la rueda de la fortuna para mostrar cómo alguien podía estar arriba un día, y abajo el día siguiente.




   La Pitonisa: Adivina que residía en un oráculo y por medio de ella los dioses se ponían en contacto con los mortales. Hacía sus predicciones en un santuario interior. Primero se bañaba en una fuente sagrada, bebía agua de un manantial sagrado e inhalaba el humo de unas hojas de laurel quemadas – planta que se identificaba con Apolo, dios de la adivinación-. Vestía de blanco y sujetaba una rama de laurel en la mano.
Al santuario sólo podían acceder los sacerdotes, que llevaban la pregunta de los consultantes. Una cortina separaba a los sacerdotes de la Pitonisa. 




   
  Oráculos: Se trataban de respuestas ambiguas y difíciles que tan sólo los adivinos podían interpretar con destreza y darlos a conocer a los consultantes. No obstante, fueron muchos los reyes que por la mala interpretación de los oráculos pusieron en riesgo su vida. En las guerras, las fundaciones de ciudades, etc. en esos momentos era cuando más se consultaba a la Pitonisa.







   Para acabar con nuestro recorrido del amor y las costumbres en la antigua Grecia, nos detenemos en la mítica pareja, la fiel Penélope y el taimado Odiseo.


   El manto que tejía y destejía para no tener que decidir quién iba a ser su futuro esposo. Pues ella sabía que más tarde o temprano Odiseo regresaría a casa.









Espero que os haya gustado. Nos veremos muy pronto!!!!!